Chile, en su imbécil actuar y deseo de ser mugroso, ha confesado el no ser merecedor de un concierto de 8 horas, de un 50 cumpleaños del arte musical chileno.
Si el Museo de Bellas Artes es ahora un cagadero, es precisamente porque Chile se pasa el arte por la raja. La población no está preparada para recibir el arte de manera masiva, más la queja de la elite no desistiría si el arte fuese para pocos -y que lo es-.
Yo tomé mi vino y volví con mi botella. Todos pueden, todos pudieron hacer lo mismo.
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