Apología de la fruta y el vientre materno
Tomé una fruta y al descascararla
vi desvestirte pálida
y al jugo ingresando
el filo de tu lengua atravesara mi fragilidad.
Como si tu cuerpo me besa desde adentro
y me apropio de un mordisco de tus figuras redondas
y embarázame
de tu angustia que domina los párpados
fragméntame el cuerpo en la espuma
de tu voz aliento y opio devaneo
fraguas de ojos el desvarío acólito
derrame agridulce sobre el vientre materno
sus cuatro labios amargos, señorita mía
y tu boca dulce y el anís declinas de tu aliento y opio devaneo
con mis párpados sosteniéndose oscureciendo
miro al segundo mordisco tus senos sujetan mi rostro
y su piel tan fría señorita mía
afirmándote a mi cuerpo y que me comes por dentro
y proyecto sus manos sujetándome
-para que no huyamos- como niña asustada
y tu mirada cíclica como la angustia que domina los párpados
que te abundan el cuerpo tus ojos redondos y te afirmas
de mi cuerpo
como niña colgando de un árbol muy alto
y no caigas muchacha no caigas
que la uva se rompe al caer de nuestra parra
y que quiero amarte en el vuelo inevitable
y detener el instante en ese aire
y hacer el amor flotando sobre una pétalo de árbol
incrustados los besos en nuestros huesos
incrustando los besos en nuestros huesos
me comes el cuerpo a besos desde adentro al tercer mordisco
y en el placer recóndito del temblor de la acidez
te fijo tocando nuestras mejillas coloradas
por exceso de amor, amor, por exceso de amor y la sonrisa congelada
por exceso de amor
y viajo proyectándote al mordisco cuarto de un limón
con tu aroma desbaratas
mi piel de cartón al son son, corazón
me quemas con la lupa de tu mirada
y atadas tus piernas y a la espalda del hombre tus pies cruzados
y su empeine particular
me atraviesas el cuerpo de cartón
niña de papel maché te quemas junto a mi figura de cartón
dilatados un cinco de agosto y de octubre
perdidos la vista nublada y el parto perpetuo
¡Eres tú quien me ha embarazado!
Con tu olor indefinible tras las orejas
y el color radical de tu pubis en mis labios
que me recorres por dentro al acabar la fruta
sitúo el orgasmo en mi garganta como la imagen
como la imagen saturada por los colores
que tus manos leves ejecutan en mis brazos
pintándome de rojos
rojo pasión, rojo maraco, rojo
como la figura microscópica que cae de entre tus piernas corazón
nos desintegramos en un delirio y
te enamoras de mi cacofonía atorrante
como yo de tus ojos
de tus ojos redondos, corazón.
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