Si en vez de pararte e irte al baño para no llorar
hubieses empapado mi cabeza con tus lágrimas
yo habría llorado también
porque más tarde lo hice igual.
Habría empapado tu falda, tus piernas
y por mucho que no lo quisiera
el agua habría resbalado hasta tu sexo
y habría entrado a un lugar
en que no estoy hace tiempo.
Nos habríamos abrazado preciosamente
y sonreído
como pocas veces
hemos sonreído juntos,
Jennifer.
Habríamos podido seguir tomando mate
sin que te fueras tan pronto
para que no viera el llanto que brotaba
por el sólo hecho
de mi cabeza sobre tu falda
y tus manos haciéndome cariño.
1 comentario:
´No deja de ser sobre excitante el llanto ajeno
Publicar un comentario