Yo que veo las hojas caer hacia arriba.
Salto cada vez
que el viento sopla y pasa una hoja debajo mío,
mientras yo mismo me quedo quieto
para que muchas sopladas me cubran por completo;
con la posibilidad siempre
de poder volar junto con ellas
y entonces ser
un montón de yo
aplastados por los saltos y zapatos
de alguien que usa plantillas número treinta
con olor a goma
de borrar
el verano
y acuarelar
el magnífico síntoma
de Otoño.
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