Discurso del autor.
¿Por qué no se etiquetan, mundialmente los
transgénicos?
Porque responden al principio de “Equivalencia
sustancial”.
Fit,
form and function.
De manera simple se puede decir que un
choclo transgénico es lo mismo que un orgánico (aunque todos sepamos que es
distinto), simplemente porque tienen la misma talla, forma y función.
En tal caso yo, hombre, podría casarme con
una muñeca inflable, por el hecho de que para mí, la muñeca y la mujer son lo
mismo.
Alguna mujer podría mirarme feo por esto,
si yo digo seriamente, quiero casarme con esta mujer de plástico. Es un poco
callada, sí, pero tiene la misma talla, forma y función.
Seguramente me dirán que no puedo casarme
con ella porque “no es una mujer”, porque es de plástico y porque la ley lo
impide.
No se me puede mirar feo por la seriedad
de mi propuesta, y menos si fuera chiste, por muy machista que sonara, porque
el chiste no es mío y la realidad a la que me refiero no es siquiera graciosa:
Nos dan a comer insecticidas y genéticas
irregulares haciéndolos pasar por un choclo, porque se parece a él.
La gente a diario se casa con muñecas plásticas
(sin quitarles la relevancia cultural que poseen), con verduras plásticas y se
las come, simplemente porque se parecen a las de verdad y porque la ley no se
hace cargo de hacer notar la diferencia, pero claro, si yo quiero una mujer de
plástico, no me la permiten.
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