jueves, 26 de abril de 2012


Discurso del autor.

¿Por qué no se etiquetan, mundialmente los transgénicos?

Porque responden al principio de “Equivalencia sustancial”.
Fit, form and function.

De manera simple se puede decir que un choclo transgénico es lo mismo que un orgánico (aunque todos sepamos que es distinto), simplemente porque tienen la misma talla, forma y función.
En tal caso yo, hombre, podría casarme con una muñeca inflable, por el hecho de que para mí, la muñeca y la mujer son lo mismo.
Alguna mujer podría mirarme feo por esto, si yo digo seriamente, quiero casarme con esta mujer de plástico. Es un poco callada, sí, pero tiene la misma talla, forma y función.
Seguramente me dirán que no puedo casarme con ella porque “no es una mujer”, porque es de plástico y porque la ley lo impide.
No se me puede mirar feo por la seriedad de mi propuesta, y menos si fuera chiste, por muy machista que sonara, porque el chiste no es mío y la realidad a la que me refiero no es siquiera graciosa:
Nos dan a comer insecticidas y genéticas irregulares haciéndolos pasar por un choclo, porque se parece a él.
La gente a diario se casa con muñecas plásticas (sin quitarles la relevancia cultural que poseen), con verduras plásticas y se las come, simplemente porque se parecen a las de verdad y porque la ley no se hace cargo de hacer notar la diferencia, pero claro, si yo quiero una mujer de plástico, no me la permiten.


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