sábado, 11 de agosto de 2012
Si no me mencionaras, yo no te mencionaría,
es inevitable la respuesta.
Sería favorable que dejaras de hacerlo y te fijaras en lo maravilloso que tienes en el presente (sin que yo lo considere maravilloso, al contrario, es lo más ordinario entre hombres que se me ha acercado, sin que yo lo quiera). Pero labora más con ello, si ello es lo que actualmente quieres.
La curiosidad de leerte me hace gracia la mayoría de las veces (cosa natural), pero debieras alejarte de mí en tu texto. Tu pulento caballero dedicándome su escatolálico vocablo -más amplio que su castellano y alemán juntos- no es algo que prefiera y que él acostumbra a hacer. Por ello jamás le he respondido, su infamia sencillamente sobra. Posee rencor hacia mí en la misma cantidad que vos cargas conmigo aún y quizás peor, porque es un idiota.
Desechaste la pluma y seguramente también la caja metálica con perrito, el sombrero y el reloj, además de lo demás que te pudo atar materialmente a mí, lo escribiste y yo lo pedí mucho antes, yo necesitaba que te deshicieras de mí y fueras consecuente, tú tardaste en ello, yo te eliminé de mi deseo antes que tú a mí. Tu memoria con marca de agua de nostalgia no te queda bien, a pesar de quedar bonita escrita.
Sé feliz.
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