lunes, 27 de agosto de 2012


¿Son burgueses los Huasos Quincheros o cualquiera que interprete la canción "si vas para Chile"?

Rapunzel me pide ayuda para hacer un Playlist para acompañar a algún turista que visite el articulo que ella escribirá. Entonces ella menciona que quiere agregar A mi ciudad, de Santiago del Nuevo Extremo; Luchín de Víctor Jara. Pero al mismo tiempo ella no puede escribir cosa alguna que pueda relacionarse con el contenido social-político que esa música implica. Luego, al yo ir a crear un playlist para ella, me detiene porque debiera estar éste playlist en bajo el nombre de "...", pues para esa página se hará éste asunto -asquerosamente pagado, por decir poco-, en el cual, ella mencionó "no puede dirigir a algo personal". Siendo que ya estaba creando otra cuenta en goear para hacer este playlist, me detuve cuando me dijo aquello.
Entonces ella comenzó a crear una cuenta en la página mencionada, le dije que no usara su e-mail, si crearía un usuario con el nombre que ella necesita, pues, "no puede dirigir a algo personar". Ese tipo de momentos en que no se puede seguir siendo simpático.
Luego tuve que agregar que Goear peca de piratería -por si acaso-, y no sé si " ... ", pues no puedo mencionarlo -arruinaría su reputación- aceptaría aquello. La decisión ha sido sólo escribir los títulos de las canciones, y habrá que tentar a la legalidad, el que alguno de ellos puedan encontrar la canción propuesta y escucharla, o poder pasarla a su mp3, mp4, mp5 o caraja cosa; pues pocos turistas pueden descargar una canción chilena desde internet. Los gringos no pueden descargar música gratis como nosotros, y nosotros somos demasiado Cool para ellos, porque podemos descargar música, películas y además -sin serlo en realidad, en ningún caso-, somos criminales súper hackers de la piratería. Por eso los gringos vienen a follar como estúpidos a Sudamérica: porque su país es aburrido y, además, no follan bien allá.

Aquí lo que yo recomiendo, al respecto.

Ningún viaje por Chile puede comenzar sin escuchar El Viaje de Schwenke y Nilo, para comprender el presente chileno. Tiempo atrás, al enterarme de la muerte del primero, escribí lo siguiente:
"Desde la Isla Grande, hoy que fui el hombre más feliz del mundo al estar en el límite sur de la ruta más larga del mundo, Panamericana se le llama, entre Alaska y Quellón unió históricamente a los originarios de todas las tierras del continente futuramente llamado americano, llego a casa de Jaime y me comenta la tragedia. Esta tarde lloré junto a una mujer huilliche que me contaba cómo a sus 12 años vivió la muerte de su padre, asesinado por la policía, cuando él protestaba por razones históricas. Me entero de que un hombre que cantó a la historia chilena ha ido al mundo al que van los cantos. Llanto provoca la novedad y muchos cantos vendrán luego de esto, sabiendo que los grandes desaparecen y siendo de quienes los recuerdan y llevan consigo. La última vez que le vi fue en una presentación en la peña del Nano Parra, en que también tocó Santiago del Nuevo Extremo. Allí escuché por última vez, desde sus bocas "El viaje". Un día, dentro de este viaje en que realizo este documental, Víctor puso a mis oídos una canción que yo ya conocía, el viaje. Le dije sí, allí fue la última vez que lo oí. Estoy totalmente conmocionado ante esto, pero la luz, precisamente hoy se lo lleva, se va con el cambio de año, se va y somos muchos quienes le acompañaremos. Schwenke, vamos contigo."
Tanto la abuela Huilliche, como Schwenke, así como Víctor y Violeta, tuvieron viajes que debemos conocer.
El viaje es un tema que merece ser escuchado sentado, en el parque forestal, infinitas veces hasta consumirlo completo, para luego caminar llorando por su contenido perpetuo.
Si en ese momento se extraña a un amigo, sería bueno escuchar Cuando un amigo se va de Alberto Cortez.

Tiempo atrás -y es algo que deseo realizar aún-, pensé un vídeoclip en la Posada del Corregidor con el Nocturno número 2 de Chopin. Es la pieza que yo le daría a la posada, mientras se avanza descalzo y con los ojos entrecerrados por el segundo piso en dirección al piano que Claudio Arrau (mejor intérprete de los Nocturnos de Chopin a mi parecer), donó a la Municipalidad de Santiago y permanece en la Posada. La versión a escuchar, obviamente, debe ser de Claudio Arrau.

Sólo cruzando el río Mapocho podríamos escuchar A mi ciudad de Santiago del Nuevo Extremo, mientras llegáramos a la Vega Central y ver a las nanas comprando verduras para las "casitas del Pueblito de Las Condes" -entonces debiéramos escuchar "si vas para Chile". Digna de Burguesía llamando Burguesía Turística -desconocida clase para mí, absolutamente-, y absolutamente merece un análisis político contemporáneo, pues, no tengo claro cuál fue el fin de crear esa canción cuando se creó, pero sospecho que algo de campo simpático hubo en Las Condes a principio de siglo. Ahora bien, si éste canto se canta hoy, se convierte en humor absurdo.
Entonces, al ver a los cabros chicos pidiendo plata y sucios, escucharía Luchín de Víctor Jara.
Es importante saber que, a pesar de su pobreza económica (pues si la economía no existiera, Luchín, aún con padres sin dinero, no sería pobre), es feliz. Luchín es un niño feliz, que seguramente entendió el mundo y hará cosas importantes por el mundo.
Días atrás vi algo que no veía hace tiempo; una niña de 5 años quizás, con su padre borracho, extremamente borracho vendiendo algo, pidiendo dinero. Cuando el bolsillo de la niña se llena, el padre va y compra más vino. Es la parte terrible del vino, que aunque siendo bueno, no mencionaré la canción a la que hace referencia.

Dejando un gran espacio al viaje

( ... )

Si se quiere, absolutamente sentir y nada más que sentir;
es necesario escuchar las Variaciones Goldberg de Bach, interpretadas por Glenn Gould.

Y si se puede llorar con ello, es porque se puede llorar.


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