domingo, 7 de septiembre de 2008


La banca roja

Llevaba a Susan Sontag en mis manos y eché paso contemplativo por las aceras de piedra. Bufanda en cuello, chaqueta con la que me dijeron que parezco un osito.
Se detuvo el tiempo, aturdido vi la banca, esa misma banca, la de los mares rojos, la de otoños y bailes de hojarasca. Sentí la presión en mi espalda, un recorrido frío de dedos.
Me senté.
Quité la mochila y la dejé a un lado, crucé las piernas, miré el nublado, sentí caer las gotitas en el pelo y contemplé encantado un vacío. No sé describir el vacío, pero sé cuando lo contemplo.
De pronto sentí tu abrazo, atravesándome el cuerpo entero te posicionaste en mi cuello. Tirité entre un congelamiento y un baño caliente. Untaste tu nariz en mi hombro, la subiste respirando fuerte hasta mi mejilla, me besaste suave y pronunciaste "tranquilo".
No sé por qué pero todo esto me dio miedo. Te sabía junto a mi, me volteé para mirarte pero no quise verte. Extendí mis brazos y los moví hasta no sentirte. Me agité tanto que mi cabeza, pesada, punzaba mientras tosía como un perro, con lágrimas en los ojos. ¿te fuiste? y me tocabas las piernas, aquí estoy, no te dejaré. Y me besaste; bajaste el pulso, tranquilizaste, y cerré mis ojos para poder verte, pero me fue imposible.
No te mentiré, me encantó ese beso. Fue como ningún otro. Pero no pude, no puedo y no podré, creo, y espero equivocarme, soportarlo una vez más.
Me complací el decirte vete, llévate la chaqueta, lloverá.
Me quedé allí con ganas de orinar, A pesar del frío, no sentía nada más. Aunque luego cuando me recibieron me dijeron que venía como pollo asustado, y me dieron café caliente y ropa seca.
Traté de ver cuando desaparecías, sumergiéndote en el mar de fantasía que creamos juntos.
Sin color, los grises me envolvieron, crucé las piernas en la banca y me abracé, boté algunas lágrimas pero no levanté la cabeza, ya no. Tirité y bostecé.
llegaste bien a tu cuarto de nubes? te mojaste tanto como yo?
Preguntas que no oirás de mi boca. Ni que te llegaran en cartas como solía ser. Masticaste demasiado mi lengua y mis dedos. Me comiste la inspiración, el abrigo y te tragaste mis alientos.
Me quedé en la banca, mirada insípida, en un árbol de hojas amarillas.

Mayo 29, año siete.

2 comentarios:

Camila Mardones dijo...

Hum...

Demasiada realidad para mí

.engañame un poco

Verònica dijo...

Sensaciones intensas al extremo.
Solo asi, con làgrimas, con miedo, con frio, con amor, con felicidad, solo asi es cuando me siento VIVA.