miércoles, 31 de diciembre de 2008

Pendo de una cuerda en el séptimo piso de un edificio de vidrio y más vidrio.
Limpio ansioso la ventana, raspo pintura, enjabono, quito la lavasa, quito las manchitas con los ojos cerrados para que al abrirlos nos veamos,
abro los ojos, quito la última mancha, enfoco el reves del cristal y estás parada allí, mirándome.
Te sonrío y suelto la cuerda.

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