A Sara le preocupa besar por besar. Dice que no puede besarse con alguien por quien, con quien, de quien no hay sentimiento. Yo le digo que si no se siente, no se genera el sentimiento, por eso la beso, de besarla podré generar sentimiento: sintiéndola.
Entonces dijimos que aprenderíamos a besar juntos, y ella que "es como una película" mientras yo comía papas fritas y tomaba jugo, porque ella ya no quería. Que le gustaba "lo nuevo", yo le miraba los colores que aparecían en su ojo cuando le llegaba la luz de sol y nos reímos mucho y le tomé muchas fotos. La proyección son todos los sentidos. En el sentir radica el sentimiento: macabro.
Nos habíamos visto un par de veces en un taller al que yo dejé de ir, y nunca tuvimos una amplia comunicación, salvo hasta hace un par de meses, ella estaba en Arica y hablábamos a veces, y cuando volvió, nos vimos un rato y nos dimos besos esquimales.
Ingreso al penúltimo vagón del metro, voy a un taller de guión en UNIACC, por ser semifinalista en un concurso del que, quien gane, obtiene media beca por toda la carrera de Comunicación Audiovisual y Guión. Camino tranquilo hacia el sur y choco mirada con una chica de lentes, linda como ella sola. Me siento en diagonal a ella sin dejar de mirarnos, tiene pecho abundante y cintura moldeadísima, un rostro elevado, es alta y sus lentes le dan un toque de mina que se las trae. No usa audífonos, así que me quito mis enormes y naranjas orejeras de construcción con sistema estéreo integrado. Los guardo en la mochila roja y saco el guión que debo revisar. Ella mira lo que hago y chocamos mirada una y otra vez. Luego de un rato, saco de la mochila "Arquitextismo", escribo algo en la portada "Siempre hay algo de nerviosismo, será que tú tan linda y mis dedos tan manchados" -Mis dedos atestan de tinta negra de cartridge. Le entrego el libro, ella lee la nota e intenta devolverme el texto. Es tuyo, le digo. Ella sonríe y me muestra unos frenillos brillantes, emocionantes a ojo humano. El toque infantil a mina tan 'enérgica', que nadie dejaría de mirar, muy regia la chica. Imagen de puta madre. Me gustaron sus frenillos.
Ayer recibí un timbrazo de la chica que me pidió ecos alguna vez. La llamé y me dijo que se besará con alguien quizás mañana. Que debe levantarse temprano, porque debe hacer trámites, para casarse con un elefante rojo. Menciona que he sido quién más partes le ha visto. Y a ratos, burlándose, pone un tono sexy que desentona al instante siguiente y que si he roto sus cartas; pues casi. Hay una arrugadísima. Yo le digo que me importa un carajo el elefante rojo, que yo quiero que me abrace, pero dice que no será solo un abrazo, y por eso no quiere abrazarme, ni verme, que si me ve, me verá acompañada de su elefante rojo, pero yo insisto, me importa un carajo su puto elefante rojo (aunque sea elefante y sea rojo), porque yo quiero mi abrazo.
Que no nos aguantaremos, que sabemos que no será solo un abrazo. ¡Pero somos niños grandes! Cada cual hace lo que quiere, no hay que negarse a lo que se quiere. Allá cada cuál tendrá su puto elefante, pero a lo mucho, ella podrá abrazarle la trompa, la cola o una pata a Elefante Rojo, evidente la diferencia. Pero no quiero ver a su elefante, no me interesa. YO QUIERO UN ABRAZO.
Yo quiero aprender a besar y precisar el movimiento de la lengua.
Y salir a tomar el helado pendiente, y que conozcas mi teléfono con números que se giran.
1 comentario:
ayer me nege a besar a una chica argentina por el solo hecho que no tenia quimica la cosa...osea la cosa con el coso engancharian en sexo frenetico en mi cama, pero la cosa no tenia libido, y la cosa no funciona solo con libido, si no que con
"calor humano"
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