jueves, 17 de marzo de 2011


Entonces miró hacia arriba y notó los peces y las ramas de la lámpara colgante.


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Fue inevitable leerla. Siempre me gustó su escritura y quise fomentarla, escribamos un libro juntos y vivamos nuestra película. Pero ella es pequeña y nunca quiere crecer. Quería nada y sólo morir seguidamente. Siempre le dije que me gustaba su voz y leí que alguien más se lo dijo y reaccionó como si nunca lo hubiera escuchado. Sólo tiene que cuidar algunos altos huecos genéticos que sus parientes cercanas tienen y todo lo demás está hecho. Me gustó desde que leyó en un salón, al extremo arqueado de una larga mesa, usaba lentes y vestía de pingüino.
Ignorantes la declaran no fotogénica (ella misma lo hizo siempre).
Y será así hasta que deje de ser vista por ojos ignorantes, y hasta que ella deje de serlo: está hundida.
Aquí un fotograma de nuestra película. Ella renunció y hoy cualquiera puede contratarla con miserables dosis de amor.

Ella nunca será, pues sólo podía serlo en nuestra magia.

Aquí ella preciosa en una foto preciosa.
(Foto eliminada por el administrador)

Entonces digo; el ser fotogénico tiene que ver con que
en las fotos en que se luce bien,
sean vistas.

Habiendo sido enterados, sonrío.

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