Regla para nuestro hogar: si usted nos visita, no fume dentro, pero eso ya lo sabe, tampoco fume fuera y vuelva a entrar, pues todo el humo que se introdujo al cuerpo lo botará dentro de nuestro hogar y nosotros, no fumadores, somos dañados por su humo.
Si usted nos respeta, cuando nos visite, no fume, fume después (y si es posible no antes, porque ocurriría lo mismo), lo más alejado posible si es que quiere fumar, por favor, además, no bote su colilla al piso, tírela en algún lugar apto para la basura. Si usted realmente nos respeta, considerará esta regla, pues no es una sugerencia, es una regla. Si usted no la acepta, no nos visite, pues yo jamás iré ni he ido a casa alguna a contaminar su espacio, si yo lo hiciera, debería juntar alquitrán, tabaco sucio, otros derivados del petróleo, o simplemente colocar un tubo de escape de un motor a diesel en su ventana y echarle ese humo dentro de su casa. Usted sabe que el cigarro que usted fuma produce cáncer: yo no quiero tener cáncer, no me regale cáncer pues no lo acepto. Yo respeto mi vida y salud y cuesta mucho estar sano en esta ciudad. Si usted se considera mi amigo y me respeta, no fume durante todo el tiempo que dure su visita, ni dentro ni fuera, y entonces nuestra amistad será equilibrada y mutua.
Ahora bien, si usted decide respetar su propia vida y la de los demás, fume un cigarrillo menos al día y vaya así, avanzando, ensuciando menos su cuerpo y Chile, y el lugar que sea que habite
-considerando, además, adherir un filtro al escape de su auto, si es que tiene vehículo-,
y cuidando el planeta.
Considérelo. Si usted visita a alguien que no fuma, no le haga respirar humo, y la única forma de lograr aquello es no fumar. La solución no es fumar afuera.
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