Toda la gente que fuma en Santiago, entre miles de cigarrillos encendidos
y las guaguas que gatean o andan en coche por el parque,
la gente que trota por los caminos de tierra junto al Mapocho y las moscas,
que con cada exhalada de humo se marean y caen y el que trota las pisa y mata,
los ciclistas buscado camino entre los autos, que en medio del taco echan humo como tractores
son
junto a la Von Baer diciendo que protege el medio ambiente
el paisaje poético más ridículo
que podría existir.
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