martes, 11 de enero de 2011

Soy una hojita verde de un árbol muy grande
una hojita con forma de tina o de copa
con muchos colores dentro, hasta el tope.
Han agarrado esta hojita verde de árbol muy grande y alto, altísimo,
y esta hojita verde de árbol muy grande y alto, altísimo, dio los colores que tenía dentro a quien sacó esta hojita del árbol altísimo y grande, pues se sintio cálido en esa mano, y además porque
la mano par de esta mano, tenía muchos otros colores, estaba llena de colores.
Esta mano subió a un edificio mucho más grande y alto que el árbol altísimo y grande
y al verse llena de colores
soltó esta hojita, que en su caída, lenta muy lenta, lentísima
fue perdiendo los restos de colores que tenía dentro, se fue vaciando, como un llanto
y perdiendo, además, su verde color de hoja de árbol grande y alto, altísimo.

Esta hojita sigue cayendo aún, y es tan lento el viaje,
pues es como una tina o una copa y soporta el aire,
de pronto se desprende más pintura, de vez en cuando,
y esta hoja no sabe si llegará a tierra seca y alguien la pisará y que así se acaba
o si acaso llorará tanto que se volatilizará antes de que la gravedad la supere,
pues este estado de caída
tiene a esta hojita tremendamente impactada emocionalmente
que no deja y no deja de llorar.

Es que de qué manera habría de sentir una hoja
cuando le destruyen todo lo conocido como natural.
Cómo siente una hoja cuando en su esplendor de vida
la cortan sólo para tirarla al suelo, matarla,
y olvidar, la mano que la corta,
de qué árbol la cortó
y por qué la mató.

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